
¿Se dan cuenta de que Bergoglio, que es jefe de un estado llamado El Vaticano, nunca hace con su estado lo mismo que pregona para el resto? ¿Se dan en cuenta de la enorme caradura y bajeza moral en la que cae cada vez que hace algo como eso? Pues lo ha vuelto a hacer. Y esta vez en el programa de televisión italiano, un “late show”, llamado ‘Che Tempo Che Fa’.
Y es que en esa entrevista, además de decir a los telespectadores “recen por mí, lo necesito” (falta le hace), habló de uno de sus temas más recurrentes y favoritos: la inmigración. ¿Y qué es lo que dijo sobre este asunto? Que todos los países recojan inmigrantes, excepto el suyo.
“Lo que se hace con los migrantes es criminal, sufren tanto para llegar al mar, hay grabaciones sobre los campos de concentración, sí uso esta palabra, de traficantes en Libia, lo que sufren los que quieren huir, se puede ver en estas grabaciones”, decía Bergoglio.
Francisco llamó al Mediterráneo “el cementerio más grande de Europa”, lamentó que después de todo ese sufrimiento “sean rechazados” y recordó “esas naves que giran esperando un puerto” que las autoridades tardan en conceder.
“Cada país debe decir cuántos migrantes debe acoger, es un problema de política interna, pero la UE debe ponerse de acuerdo y llegar así a un equilibrio”, dijo, citando a España e Italia como los países donde más llegan los migrantes, que deben ser “acogidos, acompañados, promovidos e integrados” y más con el descenso demográfico pues “se necesita gente y un migrante integrado ayuda al país”, dijo.
Lo que hay que preguntarse tras escuchar estas palabras del Papa es: Y Bergoglio, ¿qué hace por los inmigrantes? Nosotros tenemos la respuesta: Nada de lo que pide que hagan los demás.