
Es evidente que el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, es absolutamente impopular entre la población estadounidense. La forma en la que llegó a la Casa Blanca, sus irracionales decisiones políticas, la gestión que ha llevado a cabo con la pandemia y la economía le están pasando factura, además de su tremenda incapacidad en todos los aspectos. Y no solo él, los índices de popularidad de su vicepresidente, Kamala Harris, también están por los suelos.
Además, la economía va de mal en peor y los estadounidenses lo están notando en su bolsillo. De hecho, la inflación está disparada en niveles no vistos en 40 años y los precios de la gasolina están alcanzando cotas altísimas.
Por eso, y para mejorar la imagen de la administración Biden, la Casa Blanca está cerca de tomar una decisión histórica para reducir el precio de la gasolina ante la imparable subida del petróleo. Un grupo de legisladores demócratas, con cierto peso en el partido, han propuesto eliminar el impuesto federal sobre la gasolina hasta al menos el próximo año.
Los demócratas Maggie Hassan de New Hampshire y Mark Kelly de Arizona presentaron la semana pasada la Ley de alivio de los precios de la gasolina (Gas Price Relief Act), un proyecto de ley que suspendería temporalmente el impuesto federal a la gasolina hasta fin de año.
¿Se imaginan una decisión similar en España tanto que Sánchez admira a Biden? Ni en sueños.
En España se plantean subir los impuestos hasta el infinito y más allá. Y seguirán votandoles. Hay alternativas, pero tienen que llevarlas a cabo grandes personas. Nobles y con dignidad.